Ahora que se reiteró el control de casi todas las gobernaciones y alcaldías por parte del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y sus aliados del Gran Polo Patriótico, sería justo que se concentraran en gobernar. El país necesita gente que de verdad asuma su compromiso y los venezolanos estamos urgidos de políticas públicas que frenen el deterioro de la calidad de vida.

Esos gobernadores y alcaldes electos, que siguen la misma ideología del presidente Nicolás Maduro, no tienen excusas para luchar por superar el desastre en el que se ha sumido el país en los últimos años. Ellos administran todos los recursos del Estado y no tienen limitaciones de ningún tipo si de verdad quisieran trabajan a favor del desarrollo social.

Ya basta de seguir negando que nos encontramos en una crisis humanitaria. Duele cómo cada día más personas hurgan entre la basura buscando algo que les sacie el hambre. Pero parte más el corazón ver cómo niños, jóvenes y adultos mueren porque no consiguen un medicamento o porque el dinero no les alcanza para comprarlo.

La gente no les está pidiendo a los gobernantes que consigan la cura del cáncer ni que hagan habitable la Luna. ¡Por Dios! Los venezolanos claman que sean atendidos los derechos humanos básicos, como el derecho a la vida, a la alimentación y a la salud. No es nada del otro mundo, son las atribuciones que les asigna la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.

Buscando culpables ficticios, como una guerra económica o ataques de potencias externas, no se solucionan los problemas. Mucho menos cuando se sabe que la crisis ha sido producida por la corrupción descarada que han ejecutado los mismos funcionarios del Gobierno.

A Rafael Ramírez, por ejemplo, lo estaba investigando la Asamblea Nacional el año pasado y el Tribunal Supremo de Justicia anuló el proceso porque se consideraba un “ataque a la moral” de un hombre que hasta ese momento era “honorable”. Ya sabemos lo que ha pasado en las últimas semanas con este tema.

Es hora de que acepten el caos y dejen a un lado las excusas. Esa es la obligación que les corresponde. El pueblo merece atención plena, no solo cuando se acercan unas elecciones. Formen gabinetes con gente interesada en mejorar los pueblos y ciudades, no en aumentar sus fortunas personales a expensas del sufrimiento de los venezolanos.

Vemos que mientras otras naciones con menos recursos que Venezuela salen adelante en cuanto a modernidad y tecnología, nosotros no solo nos quedamos estancados, sino que retrocedemos a una velocidad triste y alarmante hundiéndonos en una pobreza extrema.

No se puede esperar más para atender el desabastecimiento de comida y medicina. Si se niegan a aceptar la ayuda humanitaria que han ofrecido desde afuera, entonces apliquen medidas efectivas que acaben con el hambre y las enfermedades de los ciudadanos. También urge que se frene el avance de la delincuencia porque nadie está seguro en ningún lado. Asimismo es muy necesario atender el sistema educativo en todos los niveles. En resumen, los alcaldes y gobernadores solo deben concentrarse en asuntos elementales relacionados con la calidad de vida.

Foto: cortesía

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