El pensamiento crítico puede definirse como la capacidad de pensar de forma clara y racional, así como de comprender las conexiones lógicas entre ideas. Es la habilidad de entrar en un proceso de pensamiento independiente y reflexivo.
Pensar críticamente requiere el uso de la habilidad del razonamiento. Se trata de un aprendizaje activo y no solo de ser un receptor pasivo de la información recibida.
Las personas que utilizan el pensamiento crítico cuestionan las ideas que reciben en lugar de aceptarlas como tales. También están decididos a probar sus ideas, si son aceptadas por la mayoría y si pueden contradecirse.
Las características de una persona que piensa críticamente son:
- Comprende las conexiones entre ideas
- Determina la importancia de los argumentos y las ideas
- Reconoce, construye y evalúa argumentos
- Identifica inconsistencias y errores en el razonamiento
- Aborda los problemas de manera consciente y sistemática
- Reflexiona sobre el fundamento de sus propias creencias, pensamientos y valores
El pensamiento crítico es una herramienta para tomar mejores decisiones. Por otro lado, no es necesario utilizarlo de forma permanente. No todas las decisiones que tomamos son importantes.
En estos casos, no es necesario utilizar el pensamiento crítico, sino quizás un pensamiento más intuitivo, para ahorrar tiempo y esfuerzo psicológico.
¿Cómo incrementar el pensamiento crítico?
1- No lo des por sentado
El primer paso para incrementar el pensamiento crítico es evaluar la información que recibimos. Antes de hacer algo porque es lo que siempre has hecho, o antes de aceptar una verdad que te dicen como tal, piensa.
Pregúntate cuál es el problema y cuáles son las posibles soluciones. Por supuesto, tienes que elegir qué creer, qué decidir, qué hacer. Pero al evaluar las cosas, es más probable que tomes decisiones mejores y más inteligentes.
2- Define tus objetivos
¿Qué quieres lograr? Definir el objetivo que deseas alcanzar es un paso fundamental en el desarrollo de un plan de acción y la estrategia a seguir para llegar allí.
3- Investiga
Nos bombardean constantemente con información, que puede ser una ventaja a la hora de tomar una buena decisión. Cuando te enfrentes a un problema que resolver, un prospecto que evaluar o una decisión difícil que tomar, busca en Internet, investiga, lee sobre ello.
Busca otras fuentes de información, otros tipos de argumentos y opiniones. Averigua si hay información contradictoria. Cuanta más información tengas, mejor preparado estarás para tomar una mejor decisión.
4- No asumas que tienes razón
Es gratificante saber que tienes razón. A todos nos gusta. Pero creer que tus argumentos son válidos no necesariamente cierra la puerta a otros puntos de vista.
Tus pensamientos, creencias y argumentos son solo una explicación posible, pero hay muchas otras que son igualmente válidas. Abre tu mente a otras perspectivas.
5- Ve con calma
Hay una forma de pensar que se utiliza a menudo en la investigación científica para averiguar cuál es la hipótesis correcta. Esto consiste en preferir siempre la explicación más simple posible, hasta que se demuestre que esta es falsa.
6- Divide el problema en varias partes
Cuando te enfrentes a un problema complejo, intenta dividirlo en varias partes. De esta manera, estas partes más pequeñas serán más fáciles de evaluar y abordar una por una, individualmente, y luego unirlas para llegar a una solución.
Uno de los objetivos primordiales que se debe establecer en la educación es, más que enseñar conocimientos específicos, enseñar a pensar, a argumentar, a investigar y a buscar información sobre diferentes temas.
Es fundamental para la vida adulta aprender a cuestionar las cosas y no a verlas como algo adquirido, y que no creas todo lo que puedes leer, oír o ver, ya sea de personas que tienen autoridad, los medios de comunicación, tus amigos o tu familia.