Resulta completamente normal que nos toque enfrentarnos a conversaciones difíciles. A las personas a menudo les resulta más fácil evitar comunicar algo que creen que va a ser controvertido o malo, posponiendo la comunicación y dejando que la situación se agrave.

Posponer la conversación difícil alivia la ansiedad a corto plazo. Sin embargo, posponer constantemente situaciones de comunicación difíciles a menudo conduce a sentimientos de frustración, culpa, molestia con uno mismo, ira, una reducción de la confianza en uno mismo y, en última instancia, más estrés y ansiedad.

Al seguir algunas pautas simples y usar algunas habilidades de comunicación bien afinadas, comunicarse en situaciones difíciles se vuelve más fácil.

Tipos de conversaciones difíciles: planificadas y no planificadas

Las conversaciones planificadas ocurren cuando se ha pensado en el tema, se planifican porque el tiempo, el lugar y otras circunstancias se han dispuesto o se eligen por una razón.

Las conversaciones difíciles no planificadas tienen lugar de improviso; estas a menudo son alimentadas por la ira que, en casos extremos, puede conducir a la agresión.

Cómo lidiar con conversaciones difíciles

Tiene que haber un equilibrio entre comunicar algo difícil y ser lo más sensible posible a los interesados. El conjunto de habilidades requeridas para hacer esto puede parecer algo contradictorio, ya que es posible que debas ser firme y gentil en tu enfoque.

Las habilidades recomendadas incluyen:

– Recopila información

Asegúrate de tener los hechos claros antes de comenzar, conoce lo que vas a decir y por qué lo vas a decir. Trata de anticipar cualquier pregunta o inquietud que otros puedan tener y piensa detenidamente cómo responderás las preguntas.

– Sé asertivo

Una vez que esté seguros de que algo necesita ser comunicado, hazlo de manera asertiva. No retrocedas o cambies de opinión en medio de una conversación, a menos que, por supuesto, haya una muy buena razón para hacerlo.

– Muestra empatía

Ponte en el lugar de la otra persona y piensa en cómo se sentirá con lo que le estás diciendo. ¿Cómo te sentirías si se invirtieran los papeles? Da a los demás tiempo para hacer preguntas y comentarios.

– Prepárate para negociar

A menudo, una situación difícil requiere una cierta cantidad de negociación, y debes estar preparado para esto. Al negociar, apunta a un resultado en el que todos ganen; es decir, de alguna manera en la que todas las partes puedan beneficiarse.

– Usa el lenguaje verbal y no verbal apropiado

Habla claramente evitando cualquier jerga que los demás no entiendan, mira a los ojos y trata de sentarte o pararte de manera relajada. No uses lenguaje de confrontación o lenguaje corporal inapropiado.

– Escucha

Cuando estamos estresados, tendemos a escuchar menos, trata de relajarte y escucha atentamente los puntos de vista, las opiniones y los sentimientos de la otra persona o personas. Utiliza técnicas de aclaración y reflexión para ofrecer retroalimentación y demostrar que estabas escuchando.

– Mantén la calma y la concentración

La comunicación se vuelve más fácil cuando estamos tranquilos, respiramos hondo algunas veces y tratamos de mantener un aire de calma; es más probable que los demás mantengan la calma si tú lo haces. Mantente enfocado en lo que quieres decir, no te desvíes ni te distraigas de la razón por la que te estás comunicando.

Una vez que dominas estas técnicas no tendrás por qué tenerles miedo a las conversaciones difíciles que se presentan de manera inevitable.

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