El aprendizaje colaborativo se basa en el grupo, percibido como vector de ayuda mutua, palanca de motivación y fuente de conocimiento. En esta metodología, el aprendiz, atrapado en su singularidad, también se revela al convertirse en actor de su propia formación.
Sigue leyendo sobre esta tendencia que se populariza en la actualidad.
El alumno cuestiona su propio conocimiento
El aprendizaje colaborativo es, con razón, una de las tendencias más candentes en la industria de la formación. El auge del aprendizaje digital ha impulsado esta metodología.
En la era del aprendizaje digital se demostraron los beneficios de la ayuda mutua entre los estudiantes y su impacto positivo dentro de las organizaciones. Y con razón, las comunidades de práctica, foros y otras videoconferencias han dado mejorado la educación a distancia.
A través de estos diferentes canales, se anima a los alumnos con objetivos convergentes a intercambiar puntos de vista y a comparar sus puntos de vista como iguales.
Incluso llegan a cuestionarse a sí mismos reexaminando sus conocimientos y luego argumentando sus posiciones. Al mismo tiempo, se esfuerzan por comprender la opinión del otro para poder progresar juntos y por separado.
El aprendizaje colaborativo es un proceso que combina enfoques individuales y el proceso colectivo de construcción de conocimiento. No es una fusión de inteligencias individuales, ni siquiera una combinación de ideas. En efecto, es una técnica que consiste en apropiarse de nuevos conocimientos.
Vínculo social y nuevos métodos de trabajo
El aprendizaje colaborativo es más útil para el aprendizaje no fundamental, que se presta más al razonamiento y la reflexión. Dentro de un grupo pequeño, los participantes que comparten un objetivo común desarrollan conocimientos colectivos, pero también habilidades individuales.
De este modo, además aumentan su capacidad para comunicarse entre sí, para compartir sus ideas, pero también para debatir y negociar, para aceptar las ideas de sus pares como soluciones viables y, en última instancia, para crear vínculos sociales.
Esto se debe a que dinamiza el grupo, facilita la comprensión y apropiación de los temas tratados, pero también porque permite aprender a trabajar y ganar autonomía. El aprendizaje colaborativo enriquece el viaje del aprendiz.
Más inversión y compromiso
Con el aprendizaje colaborativo, se refuerza el papel del alumno. Lejos de ser pasivo, es por el contrario un actor en su propia formación, ya que esta metodología se basa en la co-construcción del conocimiento, es decir que el aprendiz está en el centro de su aprendizaje al convertirse él mismo en autor.
Esto tiene varios impactos en el individuo que se hace responsable de su aprendizaje y se estimula por el deseo de aprender. El alumno también está más involucrado en su formación, donde se le anima a dar rienda suelta a su creatividad.
El alumno contribuye al aprendizaje de los demás miembros del grupo, lo que produce una diversificación de la enseñanza. Por tanto, el conocimiento no lo transmite el formador, sino que lo construyen los propios alumnos.
Estos últimos adquieren así un conjunto de habilidades que les permitirán, a través del aprendizaje indirecto, dominar el proceso colaborativo, convertirse ellos mismos en facilitadores construyendo, por ejemplo, un taller colaborativo y seguir desarrollándose mucho después de finalizado el proceso de formación.
La individualización del aprendizaje ya no es suficiente, el aprendiz está en busca de una experiencia socioemocional que dé sentido a su acción y satisfaga un interés personal.
De formador a facilitador
El instructor, mientras tanto, no desaparece. Al contrario, actúa como guía. Su nueva función es dar a los alumnos el mayor control posible de su aprendizaje. Y precisar que a medida que los alumnos desarrollan la capacidad de aprender de forma independiente y en grupos, el rol del formador se desvanece.
A lo largo del proceso, el formador asume el papel de facilitador de producciones cognitivas. Así es como cada alumno toma gradualmente el control del desarrollo de sus habilidades.
Los beneficios del aprendizaje colaborativo impactan plenamente porque el alumno es capaz de mostrar empatía, escucha y diálogo. El objetivo: la consecución de los objetivos del equipo desarrollando la satisfacción personal ante los éxitos colectivos e individuales.
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