Por la crisis económica que está ahogando a los venezolanos. El país sufre una inflación sin precedentes y una especulación que se traga los salarios de los más necesitados.
Por el desabastecimiento de comida y medicinas que tiene padeciendo al pueblo. Miles de personas amanecen haciendo colas afuera de los supermercados con la esperanza de conseguir alimentos, mientras que otros miles viven un viacrucis en la búsqueda de medicamentos.
Por la inseguridad que azota a los ciudadanos. Los índices de criminalidad aumentan cada día debido a la falta de políticas acertadas y a cuerpos de seguridad corruptos.
Por la fuga de talento que se va a buscar oportunidades en otros países. Miles de venezolanos han tenido que abandonar su tierra por culpa de un Gobierno que les arrebató las esperanzas de un futuro digno.
Por la corrupción que ha dilapidado los recursos del país. Como nunca antes, el Gobierno está integrado por corruptos enchufados que quieren seguir en el poder solo para seguir lucrándose a través de negocios fraudulentos.
Por la quiebra de cientos de empresas que han eliminado la producción nacional. Los venezolanos dependemos de importaciones para cubrir nuestras necesidades básicas mientras que nuestros recursos no son aprovechados.
Por la destrucción de los servicios públicos. Los venezolanos estamos viviendo una crisis del sistema eléctrico, del agua potable, del aseo urbano, de las telecomunicaciones y de otros servicios fundamentales para vivir.
Por la descomposición social en todos los niveles. Se han perdido los valores que nos identificaron como unos ciudadanos ejemplares; ahora todos están pendientes de ver cómo se aprovechan de sus hermanos.
Por unos ineficientes que no tienen planes de progreso. Ya son más de 18 años de un sistema de gobierno que nos ha hundido en la peor de las miserias. Ya basta de darles oportunidades, porque demostraron que sencillamente no sirven para nada bueno.
Por esas razones y por todas las que se te ocurran hay que salir a votar el 15 de octubre en las elecciones regionales. No será una fiesta democrática, sino otra forma de protesta con la que les demostraremos a Nicolás Maduro y a su combo de corruptos que no los queremos y que son una minoría.
Estaremos todos juntos —votantes, testigos y observadores— defendiendo el valor de nuestro sagrado derecho al voto. Además, exigiremos al Consejo Nacional Electoral que deje de amañar el proceso y que cumpla la ley; y al Plan República, que nos respete como ciudadanos.
El cambio de régimen se logrará recuperando espacios poco a poco. Las gobernaciones serán un excelente paso para avanzar hacia la salida definitiva de Maduro y el PSUV. No se las podemos regalar.
Vamos a demostrarle al mundo una vez más que la mayoría quiere salir de esta dictadura y que estamos siendo gobernados por ilegítimos que pretenden mantenerse en el poder usando trampas como la Asamblea Nacional Constituyente y el Tribunal Supremo de Justicia, amparados por una vergonzosa Fuerza Armada Nacional Bolivariana.
Foto: cortesía.